LA MAQUINA DE RIVER.
La Maquina de River fue el fruto
de un proceso de trabajo de inferiores iniciado en la década anterior, sumado a
la continuidad de tener a exjugadores del club, con una visión compartida a
cargo de la dirección técnica. Comenzó con Renato Cesarini a cargo de la
dirección técnica y Carlos Peucelle en un doble rol, jugando sus últimos
partidos y al mismo tiempo interviniendo en las inferiores.
Después de una campaña discreta en 1940, con la confirmación de Adolfo
Pedernera como titular, se afianzó la delantera y el funcionamiento general que
le daría fama mundial al equipo. A partir de la segunda rueda consiguió un
récord de partidos sin derrotas que lo llevó a consagrarse campeón en 1941 En
su racha invicta el equipo obtendría esa misma temporada la Copa Ibarguren, la
Copa Escobar y la Copa Aldao, obteniendo la cuádruple corona con todos los
títulos oficiales nacionales e internacionales en juego.
La Maquina de River nació en 1942, luego de una victoria 6-2 contra
Chacarita. Antes habían existido varios intentos de bautizar de esa manera a un
equipo que se destacaba por su precisión de relojero, pero fue el periodista de
El Gráfico Borocotó el que popularizó el apodo en la crónica del partido. “Jugó
como una máquina el puntero” texto en el que comentaba el poderío ofensivo del
vigente campeón.
En 1942, se produce el debut de Félix Loustau y se daría la delantera
más recordada, compuesta por Juan Carlos Muñoz, José Manuel Moreno, Adolfo
Pedernera, Ángel Labruna y el mismo Félix Loustau. También alternaba la titularidad
en la delantera Aristóbulo Deambrossi por alguno de los punteros. El equipo
obtendría el bicampeonato. También obtendría ese año la copa Ibarguren. Al año
sufriría una baja sensible a mitad del campeonato, la partida de Moreno,
considerado el mejor jugador del mundo en ese momento.
Si bien la leyenda de La maquina de River trascendió por sus atacantes,
es un acto de justicia reconocer a cada uno de sus integrantes. En el 2-3-5 de
Renato Cesarini el arquero era el peruano José Eusebio Soriano; Vaghi y Yácono;
Rodolfi, Ramos y Ferreira; Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau el
quinteto de delanteros que hizo mítico a ese River.
En 1945 asume Peucelle, sucediendo a Cesarini en la conducción. River se
convierte nuevamente en campeón, destacándose en gran forma Ángel Labruna, el
volante central Néstor Rossi y teniendo como capitán al arquero peruano José
Soriano. Ese mismo año vuelve a consagrarse en la Copa Aldao. En ese mismo año
también debutarían, aunque con poca participación, Alfredo Di Stefano y Amadeo
Carrizo. Entre 1941 y 1949 solo una sola vez River terminaría debajo del
segundo puesto.
En 1947 se produce la partida definitiva de Pedernera después de
sucesivas diferencias con la dirigencia. River, ya sin la Máquina, y con la
dirección de otro exjugador José María Minella, se consagra nuevamente campeón
con 48 puntos en 30 partidos. Al año siguiente River obtendría nuevamente la
Copa Aldao por quinta oportunidad, luego emprendería una breve gira por Brasil
donde derrota al campeón paulista Palmeiras y finalmente participaría del
primer Campeonato Sudamericano de Clubes Campeones, saliendo segundo a un punto
de Vasco da Gama.
En 1948 se produce una huelga masiva de jugadores y comienza el éxodo al
fútbol colombiano. River sufriría en el lapso de unos meses primero la baja de
Moreno y luego seguirían otros. El equipo se ve afectado por la huelga y
finaliza subcampeón pero alejado del campeón. Al año siguiente River
emprendería su primera visita a Europa para jugar un partido en Turín a
beneficio de las familias de las víctimas de la tragedia de Superga, accidente
de aviación en el cual perecieron los jugadores del Torino Football Club de
Italia, quíntuple campeón de la Serie A. River enfrentó a un combinado de los
demás equipos de la primera división italiana, empatando 2-2 con goles de
Labruna y Di Stefano.
Todos los
integrantes de la Maquina de River triunfaron y se convirtieron en glorias del
club. Sin embargo sus éxitos fueron más individuales que colectivos.
Paradójicamente, en ese equipo que nada lo hacía sin el apoyo de todas sus
partes, Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau apenas compartieron la
cancha en un puñado de partidos; pero se transformaron en leyendas.
La grandeza de La Maquina de River, no obstante, no se encuentra en una multiplicidad
de títulos. Aunque River fue campeón en 1941, 1942 y 1945, en su época no logró
el mayor de los reconocimientos. Jamás fue récord de recaudación, y muchas
veces ni siquiera llenaba la cancha. El público, tal vez, no supo interpretar
el potencial de ese equipo que rara vez se vio eclipsado por el juego rival.
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